Se encontraba pintando las paredes del corredor cuando sonó el timbre dela puerta. Con desgano respondió a la llamada y su cara se iluminó tras recibir un enorme ramo de camelias. El dependiente anuncio que eran para la señorita de la casa.
Sintió una suerte de aleteo en su interior, se sentía halagada por aquella anónima entrega.
A partir de ese día, todos los martes recibía las flores.
Intrigada pero alegre de tener un admirador oculto, recibió esa tarde el ramo, pero esta vez acompañado de una blanca tarjeta que decía – AMELIA TE AMO, SIEMPRE TUYO, JORGE- Instintivamente dejo caer los pimpollos y una enorme tristeza la invadió .Ese no era su nombre, sino el de la anterior inquilina de la casa AMARANTA
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1 comentario:
VAYA SORPRESA, Y DESILUCION, ME ATRAPAS CON TUS VERSOS.
ME GUSTA TU ESTILO, SIGUE AMIGA SIGUE ASÍ.
SANTOAMOR
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