YO QUISE SER BANDERA
Yo quise ser bandera y vine hombre
con riñones, urea y fosfatasas,
dos astrágalos fuertes que recorren
la tierra colorada y la miseria,
los bosques de colihue, la esperanza
de volverme bandera en el camino.
Vine siendo pulmones expandidos,
maxilares sedientos, generosos
que muerden las palabras y la rabia
y el dolor de no ondear como yo quiero.
En mi espalda de azúcar las dos alas
más humanas que angélicas, por cierto
con que libero, combato y desacierto,
renuevo la utopía, la excomulgo
y en ella me bendigo nuevamente.
Ya poco más por ser que vine hombre,
un mínimo de tierra que no puede
más que alzar con su voz lo que es bandera:
Con mi pecho de barro poetizo
faro sin luz que en noche oscura insiste.
Yo quise ser bandera y vine hombre
y muero con mis pies todos los días
No me excusa este origen indeseado
de izarme el esqueleto a media asta:
Si acontece la Patria se me impone.
No se aducen razones cuando hay muerte.
(de “Patrióticas”)
LOS TROTILES DEL MUNDO
¡Qué jízeros que son!
Resulta que encurdelan
y se empardan el carpio,
se rolan los bolsillos
con dólores ajenos,
y aquí los tucumanos,
allá los borodinos,
migan hambre y sudor
y parvulan la muerte
por la ambicia virula
de los dueños de todo.
¡Qué jízeros que son
los trotiles del mundo!
(de “Incohemas”)
BUENOS AIRES SE FUE
"…Oigo la queja de un bandoneón:
dentro del pecho pide rienda el corazón"
Ya no hay calles sin sueño.
Buenos Aires no canta
ni encuentra a su Gardel en las miradas,
no respira el neón las agrias bocanadas
de pipas filosóficas que cuelgan de las barbas,
ni la vereda angosta se siente atribulada
por los pasos sin nombre que a la noche dan alma.
Corrientes se ha dormido con la cara tapada
por no ver el espanto, la ausencia sin mortaja
y es que duerme desierta
sin los duendes nocturnos que antaño la acunaban.
No escuchan las esquinas la fiebre enajenada
de esas mentes ansiosas de germinar la patria
porque un mortal silencio hicieron las itakas
y acallaron las voces sedientas de utopía.
Ya se ha ido por siempre la silueta delgada
del poeta idealista
que rumiaba sus versos en La Paz y esperanza.
La Academia sostiene un hálito de historia
soterrada en silencio,
ausente de fervores que alumbraban la noche
cuando era Buenos Aires un canto de ilusiones.
Y en El Ciervo las mesas esperan demudadas
que los muertos regresen, que acabe la añoranza.
Las ventanas oscuras con la muerte a horcajadas
le recorren el sueño, la inanidad creada
por este raro exilio del alma desolada.
La polémica ha muerto en todas esas cuadras
y Hegel ya está ausente igual que Macedonio;
Cortázar no acompaña los pocillos humeantes
y Borges en Ginebra
no se traduce en humo de serias trasnochadas.
¿Qué fue de Nietzsche entonces,
de Vasco Pratolini o de Moravia
si los pobres amantes de la Corrientes ancha
ya no tienen siquiera ni el don de la palabra?
Late el silencio ahora como una campanada
y en esta Buenos Aires impera la nostalgia.
(de “Tangardías”)
POR ESTA MUERTE
( 4 - 10 - 2003 )
¿ Cómo vivir sin vos esta mañana ?
¿ Cómo hacerlo mañana y más mañanas ?
¿ De qué forma es que el sol hará los días
y será primavera en primavera ?.
¿ Por qué no están presentes ya tus ojos
de cascabel, de luz, de algarabía
para darle sentido a lo que falta
de los días que tengo por condena ?.
Es cierto que no estás. La muerte sabe
más certera que yo y que mi tristeza
por dónde se llevó tu alma de rosa,
de clavel, de cerezo, de magnolia.
Te ha puesto sin piedad una mortaja
de silencio brutal, de clara ausencia,
y aunque el día está hecho, casi pleno,
mediodía de sol, canto a la vida,
aunque el jazmín del fondo ha despertado,
tan luego hoy, poblado de perfume,
y los pájaros insistan con su canto,
todo es noche impiadosa, tumba oscura,
si he perdido tus ojos para siempre.
Sin embargo hay bocinas en la calle
y el día ni siquiera se detiene
como si aquella Muerte que es la tuya
no fuera tan tu Muerte ni la mía.
¿ Cómo vivir sin vos esta mañana
y los días que me quedan por condena ?.
(de “Tan callando”)
DEL EXILIO
¿Sobre qué luz deshace
la horizontal del agua
su desvelo?
¿Qué ancla se desmadra
y en el vientre del mar
siembra la herida
de un exilio que sangra
y tiñe de escarlata
las ausentes riberas
del Río de la Plata?
Como un llanto plateado y nostalgioso
la eterna Cordillera se desmaya
e inclinando su voz hacia el Atlántico,
Hombre del Sur Perdido en cualquier mapa,
clama por ti y ahoga su plegaria.
Perecerá tu lengua
y esa lágrima vieja
ha de hollar los rincones
de la patria extranjera;
arderá la nostalgia como exvoto
del vientre abandonado y de las tumbas
que siguen floreciendo empecinadas
mientras crece tu ausencia en la distancia.
(de “Acerca”)
Silvia Long Ohni
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